26 marzo 2011

APRENDER A ANDAR CON LA BICICLETA... EN LA MANO

  Texto e imagen Eneko Astigarraga 


No, no. No es un curso para aprender a montar en bici. Lo siento. Creo que eso no se puede hacer leyendo sino practicando. Aprendiendo el equilibrio, siguiendo una línea, soltando una mano y luego la otra sin perder el rumbo, girándose sin desorientarse, posicionándose, señalizando, mejorando las trazadas, cediendo, observando a los demás, anticipándose, parando... circulando. Relacionándose.

Es a este punto al que quería llegar. Necesitamos saber para qué sirve la bicicleta y para qué no. Necesitamos aprender dónde funciona y dónde no. Necesitamos saber cuándo hay que ir montando en bicicleta y cuándo no. Y es aquí donde tenemos mucho que aprender. Todos. Tenemos que aprender a relacionarnos y a relativizar.

A mí me costó mucho darme cuenta de que la bicicleta no vale para todo y no debe circular por todos los sitios impunemente. Y no precisamente porque haya una norma que lo prohíba. No. Es más una cuestión de respeto, de libertad y de oportunidad. Me costó bajarme de la bicicleta cuando acompañaba a alguien que iba andando a mi lado. Y me sigue costando. Pero creo que mejora mucho la relación.

A veces nos ponemos muy tontos, intentando circular por espacios prácticamente intransitables

Por no bajarnos. A veces queremos forzar el puerta a puerta hasta el último metro. Y no nos damos cuenta de que vamos haciendo el ridículo. Nos aferramos a conquistas históricas (ahora a los ciclistas se les reconoce el derecho a andar por determinados espacios peatonales) o a nuevas fórmulas posibilistas de convivencia en las aceras (absolutamente desafortunadas) y vamos infringiendo nuestros derechos a los demás.

Y no nos damos cuenta de lo fácil que es desmontar

A mi me costó desmontar de la bicicleta cuando en las zonas peatonales por donde circulaba había demasiada gente. Y sin embargo, cuando lo empecé a hacer, me di cuenta de que avanzaba más rápido y agredía menos a los demás.

Ahora lo hago cada vez más habitualmente y os puedo asegurar que funciona. Me gusta. Me da la razón. Me ayuda a entenderme. Y a entender a los demás. Me quedo con muchos detalles. Puedo ver los escaparates y comentarlos. Me puedo parar. Y luego me puedo montar otra vez en la bici y seguir mi marcha.
Creo que no soy el único que lo hace. Aunque creo también que la mayoría de los que lo practican son chicas. Ellas sabrán.

Eneko Astigarraga (Pamplona 1966) lleva más de 15 años a pedales. Es activista y coordinador del servicio de mensajería Oraintxe. Esta entrada ha sido publicada en diferentes diarios navarros y en el blog Bicicletas, ciudades, viajes...