Texto Karina Gallegos Pérez Imagen Diana Lemieux

Quienes caminamos, vemos la ciudad con otros ojos. Los que con lluvia y sol recorremos las veredas de Quito, atravesamos parques y sorteamos el tráfico excesivo, percibimos la vida urbana, sus riquezas y pobrezas. Los transeúntes somos quienes mantenemos a las ciudades en movimiento.
Disfrutar de una caminata implica un ejercicio de abstracción del ruido y de la contaminación, de los apurados que a empujones o pitazos pretenden desconcentrarnos de la meta. ¿En qué momento dejamos de compartir nuestra casa, la ciudad?
Parte de ser quiteño y vivir en Quito es mostrar interés por los problemas de nuestra ciudad, y vivirla como lo hacemos la mayoría; conocer cómo funcionan los transportes colectivos, caminarla, como una excusa ideal para ir al trabajo o al centro de estudios dando un paseo, contribuir a que no aumenten los gases que producen el efecto invernadero; ahorrarse preocupaciones, como el precio de la gasolina o el estacionamiento desvinculándonos, al menos, un día de nuestros vehículos.
En vista de las reformas planteadas a la movilidad para Quito, y yendo más allá del tema del control y la sanción, ¿por qué no reivindicar a la caminata en nuestra ciudad, como el disfrute de y en lo público?
Karina Pérez Gallego es presidenta de la Asociación de Peatones de Quito.