05 febrero 2011

TIPUANAS DE SAN JACINTO

 Texto e Imagen Teresa López Suero 


La calle San Jacinto tiene su origen en época romana cuando el tránsito entre Hispalis e Itálica genera caminos e infraestructuras de huertas, caseríos y fondas. A lo largo de dos mil años el Guadalquivir ha configurado la anatomía de la ciudad y Triana se ha consolidado como un núcleo urbano perteneciente a Sevilla, pero con su propia personalidad y con el límite preciso del río. 
En los últimos dos siglos Triana ha visto pasar por su cielo el Zeppelin, por su eje central el tranvía, ha visto crecer sus cofradías y ha visto crecer árboles magníficos en sus calles y plazas. Estos árboles han sido testigos de la construcción del barrio Voluntad, del barrio León, del Tardón, han dado sombra en tardes de veranos tórridos, han decorado inhóspitas calles, han sido refugio de miles de diversos pajaritos y han acompañado el ritmo de las estaciones con la caída de sus hojas y sus floraciones. 

Hace cuatro meses, en el mes de agosto de 2010, cuando la ciudad se encontraba ausente o adormecida por el sopor, fueron taladas tres tipuanas (Tipuana Speciosa) que se erguían desde hace más treinta años frente al hospital privado Infanta Luisa. Este hospital ha realizado una obra en sus instalaciones que ha durado más de cinco años, que ha dificultado el tránsito peatonal de la calle San Jacinto, que ha redefinido a su conveniencia el espacio público y que ha eliminado tres árboles muy valiosos por su porte, por su edad y por su función. Para expiar culpas, o callar a ciudadanos como yo, se han plantado tres naranjos famélicos en el lugar que antes se encontraban las viejas tipuanas de altura de cuatro pisos, que verano tras verano han dado sombra a la intransitable acera. 

El motivo de la tala no se defiende ni con el peligro que las raíces suponen para el edificio, que a la vista está que toda la calle se mantiene en pie sin problemas, ni con la salud de los árboles, que era magnífica a pesar de las brutales talas, ni tampoco con la seguridad de los enfermos que por urgencias lleguen al hospital, que disponen de sitio suficiente para llegar en sus vehículos de forma holgada. La única causa que se me ocurre para justificar la tala de estos árboles es el deseo de vanagloria de algún arquitecto pretencioso, que no distingue una tipuana de un naranjo o de un geranio, que planta en medio de la calle un mamotreto estéril de estética dudosa y que ignora el entorno y la historia. 

Como ciudadano de Sevilla, peatón habitual y amante del desarrollo sostenible me gustaría que las autoridades tomaran partido contra este tipo de vandalismos y obligasen al hospital a reponer las zonas públicas usurpadas. Es imposible evidentemente reponer tres árboles adultos que han sido talados, pero sí es posible plantar otros de la misma especie y establecer las sanciones que el sistema judicial estime oportuno para subsanar los daños a la comunidad. 

Noticia relacionada en RedPeriodistas Sevilla.